Pensando.
En una de las pausas activas de la empresa, tocamos diferentes temas para departir y cambiar el aire corporativo y la monotonía de ver pacientes y problemas de salud, para también conocer a nuestros compañeros y compañeras de trabajo, entablar una amistad y expandir nuestra visión más allá del consultorio. En una charla con una psicóloga, Aleja espero leas esto, sobre la desesperanza aprendida, me explico el concepto y como se adquiere como mecanismo de defensa para evitar las situaciones adversas. Llegamos al tema sobre como entre menos se analizan las cosas más “felices” somos. Los que nos llevo al diálogo socrático y empezamos preguntándonos ¿Qué es la felicidad?
En su idea aleja parte de que es un estado que se adapta a los neurotransmisores implicados en la bioquímica de las emociones y estas como se adaptan a las situaciones de cada individuo. En contraparte para mi la felicidad es individual y existen tipos de felicidad como existen personas en la tierra, seria imposible de hablar de una sola felicidad una que se ajuste para todos.
Esto nos lleva a que la felicidad también lo que se nos ha enseñado es más industrializada que propia, la felicidad como alegría al comer, al estar con la familia, o al estar en el trabajo, modelado a un sistema con una moral impuesta que de igual manera pretende que se ajuste para todos los contextos lo que lleva a la segregación e ideas contrarias a nuestro sistema de creencias, donde se segrega a quienes se atreven a pensar fuera de este modelo de vida.
De aquí partimos que para saber que es la felicidad también se debe trabajar de la mano sobre nuestros valores y como a partir de la ola de la tercera generación en psicología se trabaja desde los valores, aquí encontré un interesante cuestionamiento, los valores como norte sobre los que trabajar objetivos de vida, quizá no vivimos nuestra vida, vivimos la de alguien más, sin siquiera saberlo, o solo preferimos no revelarnos, tomar la desesperanza aprendida, saber que es nuestro único camino, para evitar experiencias aversivas, comportamiento evitativo, quizá sí, la solución inicia con la pregunta adecuada, en el momento adecuado, en el lugar adecuado. Cada vez estamos mas inmersos en la sociedad hiperconectada e hiper estimulada, que nos segregamos automáticamente si no participamos en redes sociales, perfiles laborales, ideas empresariales, de palabras pomposas, de trajes adecuados, de cuantías de dinero abismales, endiosamos e idealizamos personajes de vida publica basado en su éxito comercial o económico, aprendemos de su modelo de vida, imitamos sus hábitos, pero ni siquiera sabemos plenamente si es lo que queremos, no es una reflexión en contra de quienes lleven este estilo de vida, si es lo que querían y lo lograron, son felices en su definición de felicidad propia, bien por estas personas, pero también puede ser la ayuda para quienes no lo desean, y necesitan ver la luz más allá de la caverna.